“Sonríe y el mundo sonríe contigo, llora y lloras solo”, dice la canción. Durante décadas, los cantantes han cantado sobre el poder de sonreír para hacerte sentir mejor. Con la pandemia y el aumento de la ansiedad y la depresión, la sonrisa y el optimismo no son fáciles en estos días. Pero un nuevo estudio que se publicará en la revista Experimental Psychology, informa que la mera actividad de mover los músculos faciales para formar una sonrisa, incluso si la finges, genera emociones positivas y mejora tu estado de ánimo. ¿Sonreír podría ser un simple antídoto para ayudarnos a superar estos tiempos extraordinarios?
Los programas de entrenamiento cognitivo han trabajado en torno a la antigua estrategia de “actuar como si”, una herramienta simple pero poderosa que dice que puede mejorar tu estado de ánimo actuando como si ya te sintieras mejor de lo que realmente te sientes. Así es como funciona. Te entregas a una determinada actuación como si ya te sintieras así. Cuando actúas “como si”, el estado de ánimo que finges se convierte en realidad. Supón que estás enojada con alguien de tu equipo que te ofendió, pero quieres perdonar. Puedes comenzar a perdonar actuando como si estuvieras perdonando. Quizás sientas algo de envidia por la promoción de una compañera de trabajo, pero quieres estar feliz por ella. Tu puedes ser feliz actuando como si estuvieras feliz.
Evidencia respaldada por la ciencia para “actuar como si”
Puede parecer demasiado simple para ser verdad, pero la ciencia lo respalda. Un estudio anterior de la Universidad de Rochester descubrió que cuando se enfrentan a una tarea difícil, las personas que se sientan erguidas y cruzan los brazos perseveran durante casi el doble de tiempo que los demás. El cambio de postura corporal, patrones de respiración, tensión muscular, expresiones faciales, gestos, movimientos, palabras y tonalidad vocal libera una oleada de sustancias químicas que pueden cambiar nuestro estado interno. Estar erguidos con los hombros hacia atrás nos hace ver confiados, además de que nos hace sentir más confiados. Entrenar al cuerpo para que se posicione de la manera en que desea pensar y sentir acerca de ti misma ajusta tus pensamientos y sentimientos a la forma en que deseas que sean. Hacer ajustes corporales (tirar de los hombros hacia atrás, pararse o sentarse derecho, caminar de una manera más expansiva) puede sacarte de la duda.
La razón por la que funciona es por la conexión cuerpo-mente. Cuando “actúan como si”, todo tu cuerpo y sobre todo tu mente cree que es asi, recuerda que tu mente no distingue algo imaginado de algo que realmente esta pasando. Las células de tu cuerpo escuchan constantemente tus pensamientos desde las alas de tu mente. Cuando tienes dudas o estás decepcionada por algo, tu cuerpo reconoce tus sentimientos y vierte un cóctel de neuropéptidos en tu torrente sanguíneo, haciéndote sentir peor en cuestión de segundos. A medida que te concentras en el sentimiento negativo, es posible que ni siquiera te des cuenta de que encorvas la cabeza o te desplomas cuando caminas. Esta postura corporal no solo refleja cómo te sientes, sino que también contribuye a cómo te sientes, lo que te hace sentir aún peor y se manifiesta de manera negativa.
Lo mismo ocurre con la sonrisa. Un estudio anterior de Michael Lewis y su equipo de investigación de la Universidad de Cardiff en Gales descubrió que cuando las personas cuya capacidad para fruncir el ceño se ve comprometida por las inyecciones cosméticas de Botox, son más felices que las personas que pueden fruncir el ceño. Los investigadores administraron un cuestionario de ansiedad y depresión a 25 mujeres, la mitad de las cuales habían recibido inyecciones de Botox inhibidoras del ceño fruncido. Los receptores de Botox informaron sentirse más felices y menos ansiosos en general; lo que es más importante, no informaron sentirse más atractivas, lo que sugiere que los efectos emocionales no fueron impulsados por un impulso psicológico que podría provenir de la naturaleza cosmética del tratamiento.
Un nuevo estudio revolucionario
Una investigación pionera de la Universidad de Australia del Sur confirma que el acto de sonreír puede engañar a tu mente hacia la felicidad, simplemente con la forma en que mueves los músculos faciales. Nos sentimos mal no solo porque las expresiones faciales reflejan cómo nos sentimos, sino que también contribuyena cómo nos sentimos. El nuevo estudio evaluó el impacto de una sonrisa encubierta en dos situaciones: percepciones de expresiones faciales y corporales. En ambas situaciones, los participantes indujeron una sonrisa sosteniendo un bolígrafo entre los dientes, lo que obligó a sus músculos faciales a reproducir el movimiento de una sonrisa. Los participantes de un grupo sostenían un bolígrafo entre los dientes, lo que obligaba a sus músculos faciales a sonreír mientras que un grupo de comparación no sostenía ningún bolígrafo entre los dientes. A ambos grupos se les mostró una variedad de expresiones faciales (desde fruncir el ceño hasta sonrisas) y una serie de movimientos corporales (desde videos de “caminar triste” hasta videos de “caminar feliz”). Bajo la condición de “bolígrafo en los dientes”, la posición facial forzada de “sonrisa” hizo que los participantes interpretaran los músculos faciales y los movimientos corporales de los demás como más positivos, en comparación con el grupo “sin bolígrafo”.
Cuando los participantes forzaron una sonrisa, estimuló la amígdala , el centro emocional del cerebro, que a su vez liberaba neurotransmisores para fomentar un estado emocionalmente positivo. Según el investigador jefe, Dr. Fernando Marmolejo-Ramos, “cuando tus músculos dicen que estás feliz, es más probable que veas el mundo que te rodea de una manera positiva”. Concluye que si se puede engañar al cerebro para que perciba los estímulos como felices, este mecanismo podría usarse para mejorar las condiciones de salud mental, como reducir la ansiedad o la depresión.
Sonríe lo quieras en serio o no
Este estudio contribuye al respaldo científico del viejo adagio, “finge hasta que lo logres”. Por supuesto, no querrás andar por la vida con un lápiz entre los dientes ( o si 😉). Pero debido a que nuestros sistemas perceptivo y motor están entrelazados, su actividad muscular facial altera la forma en que percibe las expresiones faciales y corporales de los demás. Simplemente activar una sonrisa contribuye a una reacción neurológica positiva. En otras palabras, cuando tus músculos faciales dicen que estás feliz, es más probable que experimentes sensaciones positivas. Así que la próxima vez que estés deprimida o tenga una actitud amarga, cambia a propósito tu expresión a una cara feliz y sonriendo.
Recuerda que fruncir el ceño y tener miedo te hacen sentir peor. Incluso si tienes que fingir para empezar, convéncete de que afrontar ese dia es pan comido.